Furaha es una madre de treinta y cuatro años de siete y un agricultor de secano. Crece caupí maíz y yuca. Furaha no tiene suficiente dinero para comprar semillas para sembrar y los insecticidas cuando los cultivos se ven afectados por las plagas, lo que resulta en bajos rendimientos.
Ella se une al programa KOMAZA microforestry porque sabe que en el futuro se va a obtener beneficios de la venta de los árboles. «Los beneficios que harán que me permita enviar a mis hijos a una buena escuela para recibir una educación,» dice ella.
